Roma, la ciudad eterna se reinventa con algoritmos

Roma ya no solo mira hacia atrás con orgullo en su herencia milenaria; ahora también proyecta su mirada hacia el futuro con sensores, inteligencia artificial y plataformas urbanas inteligentes.

En noviembre de 2025, la capital italiana fue reconocida como la “Smart City of 2025” en los prestigiosos World Smart City Awards, celebrados en el marco del Smart City Expo World Congress de Barcelona.

Este galardón no solo representa una mención honorífica más para el currículum de la ciudad, sino que encarna una declaración de principios: incluso los territorios más antiguos pueden liderar la innovación urbana si comprenden el poder de los datos y la planificación digital.

“The City is Transforming”: cuando la historia se cruza con el futuro

Por: Gabriel E. Levy B.

Roma no siempre fue ejemplo de eficiencia.

Durante décadas, fue blanco de críticas por su gestión burocrática, sus servicios públicos descoordinados y una infraestructura envejecida que parecía quedar atrapada en su propio pasado.

Sin embargo, algo comenzó a cambiar a partir de 2021, cuando el Ayuntamiento de Roma lanzó una serie de planes piloto centrados en la digitalización de los servicios públicos y la gestión de la movilidad urbana.

Este fue el germen de una estrategia más ambiciosa: The City is Transforming.

Este programa, según destacó el jurado internacional del Smart City Expo World Congress, no solo introdujo tecnologías de vanguardia como redes 5G, gemelos digitales y plataformas de integración de datos.

También redefinió la forma en que la ciudad se piensa a sí misma: no como un espacio que debe “ponerse al día”, sino como un organismo vivo que puede anticipar y responder a los desafíos sociales y ambientales mediante inteligencia urbana.

Autoras como Roberta Cucca han analizado cómo las ciudades europeas, particularmente aquellas con un legado urbano complejo, tienden a resistirse a cambios estructurales profundos.

Sin embargo, Roma desafió ese patrón. En lugar de modernizarse a pesar de su historia, decidió hacerlo a partir de ella.

Una ciudad inteligente es una ciudad que se prepara para lo imprevisible

La elección de Roma como ciudad inteligente del año no puede desligarse de un contexto crucial: el Jubileo de 2025.

Este evento religioso, que se celebra cada 25 años, reunirá a millones de personas en la ciudad, poniendo a prueba su capacidad de respuesta, su movilidad urbana y su infraestructura hospitalaria.

El reto era monumental: cómo recibir a multitudes sin colapsar los servicios públicos, cómo garantizar la sostenibilidad energética de una ciudad cuya red eléctrica fue diseñada para una época completamente distinta, cómo prevenir incidentes antes de que ocurran.

Fue en este contexto que Roma apostó por la combinación entre análisis predictivo y participación ciudadana.

Una de las claves fue la implementación de gemelos digitales, una tecnología que permite replicar virtualmente toda la estructura urbana para simular escenarios de tráfico, emergencias o incluso consumo energético.

Esta herramienta, sumada a una robusta red 5G y a una plataforma de datos integrada, permitió coordinar en tiempo real desde la iluminación hasta los desechos sólidos, pasando por los flujos turísticos y las zonas de acceso restringido.

Giulio Verdini, especialista en desarrollo urbano sostenible, ha argumentado que la capacidad de una ciudad para convertirse en “inteligente” no radica solo en su nivel tecnológico, sino en su habilidad para construir procesos participativos, transparentes y adaptativos. En este sentido, Roma no se limitó a adquirir tecnología: transformó sus métodos de gobernanza.

Tecnología, participación y resiliencia urbana

Una ciudad no se vuelve inteligente por decreto, ni por la mera instalación de sensores en sus avenidas.

Roma comprendió que el futuro urbano requiere una narrativa diferente, una que combine los pilares tecnológicos con políticas públicas inclusivas y una ciudadanía activa.

El proyecto The City is Transforming incluye una plataforma urbana que integra diversos sectores: movilidad, energía, planificación urbana y gobernanza participativa.

Este ecosistema digital se construyó en colaboración con universidades, startups y organismos internacionales, dando lugar a un modelo de gestión descentralizado pero altamente coordinado.

Por ejemplo, el transporte público fue uno de los sectores más beneficiados. Gracias a los datos en tiempo real, se optimizaron las rutas de autobuses y tranvías, se redujeron los tiempos de espera y se mejoró la interconectividad con sistemas de movilidad compartida.

Además, se introdujeron incentivos digitales para que los ciudadanos optaran por medios de transporte sostenibles, todo gestionado desde una única aplicación urbana que también sirve como canal de participación ciudadana.

En paralelo, se fortaleció la eficiencia energética mediante un sistema de monitoreo en edificios públicos y escuelas, que permite ajustar el consumo de acuerdo con las necesidades reales.

Y en términos de seguridad urbana, la integración de cámaras inteligentes y sensores permitió prevenir incidentes y responder con mayor rapidez a situaciones de emergencia.

Estos avances no fueron desarrollos aislados, sino parte de una estrategia integral que tiene como objetivo hacer de Roma una ciudad resiliente, inclusiva y sostenible, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Ciudades con historia, ciudades con futuro

Roma no es la única ciudad histórica que ha apostado por una transformación inteligente.

Florencia, por ejemplo, desarrolló un sistema de análisis de flujo turístico para evitar la sobrecarga en sus puntos patrimoniales más visitados.

Lisboa implementó un modelo de economía circular en sus barrios más antiguos, integrando tecnología para la reutilización de agua y residuos.

Y París, con su proyecto Réinventer Paris, vinculó inteligencia urbana con arquitectura ecológica para transformar edificios históricos en espacios habitables del futuro.

Sin embargo, el caso romano tiene una peculiaridad: su escala. Mientras otras ciudades optaron por intervenciones puntuales, Roma planteó una transformación estructural, transversal y orientada a largo plazo.

Su éxito no solo radicó en la calidad de las tecnologías utilizadas, sino en la capacidad de articular múltiples actores sociales y públicos en un mismo horizonte de sentido.

Cabe destacar también que, a diferencia de muchos proyectos de smart cities promovidos por grandes empresas tecnológicas que priorizan la eficiencia por sobre la equidad, Roma insistió en un enfoque centrado en las personas.

La plataforma digital de la ciudad incluye espacios para la deliberación ciudadana, mecanismos de transparencia presupuestaria y una política de alfabetización digital en barrios vulnerables.

Porque una ciudad solo es verdaderamente inteligente cuando todos sus habitantes pueden participar de sus beneficios.

En conclusión, Roma demostró que el futuro urbano no está reservado exclusivamente para las metrópolis del Silicon Valley o las ciudades recién planificadas desde cero.

También las ciudades con siglos de historia pueden liderar la innovación si encuentran la forma de armonizar su pasado con las herramientas del presente.

El premio como Smart City of 2025 no reconoce solo una estrategia tecnológica, sino una visión de ciudad que se adapta se transforma y se prepara para lo que viene, sin renunciar a lo que fue.

Referencias

  • Cucca, R. (2019). Unequal Cities: The Challenge of Post-industrial Transition in Times of Austerity. Routledge.
  • Verdini, G. (2020). Urban China’s Transition: From Work Units to Economic Zones. Springer.
  • Smart City Expo World Congress (2025). World Smart City Awards 2025: Roma premiata come Smart City dell’anno. Fira de Barcelona.
  • Ayuntamiento de Roma (2025). The City is Transforming: Strategia urbana per Roma intelligente.
  • ONU-Hábitat (2022). Guía para ciudades sostenibles e inclusivas.
Scroll to Top